En mis dos anteriores libros “Pequeños Instantes” (2010) y “Ayer y Hoy” (2011) publicados con el seudónimo de Noemí Baneem, se destapan sentimientos y emociones que el ser humano tiende a esconder. Algunas de las experiencias que vivimos pueden llegar a resultarnos traumáticas (la pérdida de un ser querido, el maltrato, el abandono, etc.), la persona se siente desbordada por la situación y tiende a silenciarse porque teme hablar. Son tantos los sentimientos que nos afectan, el miedo, la ira, la rabia, el dolor, el amor. Algunos de los poemas muestran incluso la obcecación en el dolor. Algo que también existe en la vida real, ese enroscamiento en el que nos vemos inmersos ante algún problema y del que no somos conscientes de cómo salir de él. Pero todos ellos siempre tienen un poso de esperanza, algo que jamás debe perderse. Ser capaces de despertar nuestro interior, de lo que ocultamos incluso a nosotros mismos, nos ayuda a localizar nuestras heridas. Tomar conciencia de ellas nos humaniza y nos hace crecer como personas. Comprender hasta qué punto somos conscientes de la huella que nos han dejado es labor de uno mismo. La poesía ha ido guiándome hasta descubrir los sentimientos más inhóspitos del ser humano. Cada uno de ellos ha servido para encontrar profundas reflexiones capaces de cambiar el mundo interior de la persona. Sumergirse en la lectura de estos poemas supone para el lector una aventura personal, llena de grandes emociones, algunas de ellas, tal vez todavía ocultas y desconocidas.