“Un Psiquiatra se pone a rezar” es una novela que aborda el límite entre lo psicológico y lo espiritual y que ha sido muy bien acogida por los lectores. Tiene capacidad para enganchar desde el primer minuto, a pesar de la carga de profundidad que con lleva.
Hay una aportación nueva y valiosa de integrar el Dios trascendente (El Gran Otro) y el Dios inmanente (la escucha de uno mismo, el contacto con la naturaleza y la fuerza regeneradora del Silencio).
Carlos Lisieux es un psiquiatra en crisis que acaba de romper con su amante. Una paciente suya ha mejorado tras mantener conversaciones con un monje que fue psiquiatra. Lisieux sabe, además, que las personas que hacen contemplación, oración o meditación, tienen menos recaídas en las depresiones. Por eso, obedeciendo a un impulso, a pesar de que considera que la religiosidad es un asunto alienante, decide pasar diez días en un monasterio. Así comienza el libro.
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