En la localidad altoaragonesa de Benabarre todavía se conser- va, como un pequeño museo, el taller de calderería que regentó la familia Sirvent desde 1830 y que continuó en activo con Joaquín Sirvent hasta la última década del pasado siglo. Martillos, yunque, fragua e incluso el mismo taller rondaban los dos siglos de servicio a la comarca. Era muy variada la gama de utensilios de cobre para uso co- tidiano que la familia Sirvent elaboraba a partir del dúctil y ma- leable metal. De las manos artesanas y del buen hacer nacían los grandes calderos de diferentes medidas fabricados de una sola pieza, que se usaban en la matacía o para preparar el jabón, has- ta las ollas y olletas de uso en la cocina, pasando por las jarras, chocolateras, calentadores de cama, alambiques y un sinfín de objetos que hoy han quedado relegados a un rincón de la memo- ria o como elementos decorativos. Las páginas de esta humilde pero entrañable publicación, es- critas por Eugenio Monesma, que recogió en imágenes algunos de los trabajos de Joaquín Sirvent, y por José Sirvent, hijo del último calderero de Benabarre, solo pretenden rendir homenaje a una saga familiar de artesanos y perpetuar su memoria para las generaciones futuras.