Sierra de Guara, por las rutas del silencio, trata de sintetizar cómo eran arquitectónicamente y lo que perdura de las poblaciones establecidas al norte de la gran barrera rocosa de Guara, cuyo techo alcanza 2078 m. La presencia humana en el área de su influencia es muy antigua, milenios después la vida se fijó en el territorio y alrededor del s. X humeaban aldeas cuyos hogares se apagaron en la década de los 60, cuando pueblos enteros inician la marcha buscando modos de vida diferentes. Se fueron por los caminos de siempre, los que pisaron aquellos cazadores prehistóricos, dejando atrás casas vacías, santuarios sin Dios y cementerios de huesos escondidos. Comenzaremos el viaje partiendo de la carretera del Guarga para visitar las poblaciones de las cabeceras de los ríos Alcanadre, Balcés y Mascún, todas deshabitadas. La carretera del Guarga sirve de enlace a través de pistas. En el libro nos adentramos en la cabecera del río Alcanadre para familiarizarnos con Matidero, Pardineta Bibán, Binueste, Bibán y Alastrué. Después iremos hacia la cuenca hídrica de Balcés, donde moraron las Torrollualas.